Desde su fundación en 1962 por parte de Simone y Robert Véret, SVR ha ido creciendo y evolucionando hasta convertirse en la solución definitiva para lograr una "piel bella", preocupación fundamental de la marca y su sello de identidad. Los productos SVR atienden a la filosofía de la marca, que consiste en formular "tratamientos inigualables en términos de eficacia y tolerancia". Actualmente SVR distribuye más de una decena de líneas cosméticas, cada una de ellas dirigidas a públicos con características concretas, por ejemplo: HYDRALIANE, hidratación de alta concentración para pieles sensibles; HYDRACID, corrección de los signos del envejecimiento, etc.